El transporte marítimo expone tus mercancías a condiciones húmedas y al agua salada, lo que aumenta el riesgo de corrosión y daños. Por lo tanto, es fundamental que tu embalaje sea altamente resistente a estos elementos. Opta por materiales impermeables y de alta calidad, como laminados de plástico, recubrimientos metálicos o películas barrera, que proporcionen una protección efectiva contra la infiltración de humedad y la corrosión.
Para garantizar la resistencia al agua salada y a la humedad, es fundamental seleccionar materiales adecuados y aplicar técnicas de protección específicas. Algunas de las opciones comunes incluyen:
- Materiales impermeables: Se recomienda utilizar materiales de embalaje que sean inherentemente impermeables o que tengan propiedades de barrera a la humedad. Algunos ejemplos son los laminados de plástico como el polietileno de alta densidad (PEAD) o el polipropileno (PP), que impiden que la humedad se filtre hacia el interior del embalaje y dañe los productos.
- Recubrimientos metálicos: En algunos casos, se aplican recubrimientos metálicos como el aluminio a los materiales de embalaje para brindar una mayor protección contra la humedad y el agua salada. Estos recubrimientos actúan como una barrera adicional, evitando la corrosión y los daños causados por la exposición directa a la humedad.
- Películas barrera: Existen películas barrera especiales diseñadas específicamente para el embalaje en el transporte marítimo. Estas películas están compuestas por capas múltiples que incluyen materiales como el nylon o el polietileno de alta barrera (PEAB), que brindan una protección adicional contra la humedad y el ingreso de agua salada.
2. Protección contra impactos y vibraciones:
Durante el transporte marítimo, las mercancías están expuestas a movimientos bruscos, golpes y vibraciones debido a las condiciones marítimas y al manejo en puertos. Es imprescindible que tu embalaje tenga la capacidad de absorber los impactos y proteger el contenido de posibles daños. Para lograrlo, puedes utilizar materiales de amortiguación como espumas de polietileno o poliuretano, láminas de burbujas y protectores de esquinas. Estos elementos brindan una capa adicional de protección y minimizan el riesgo de daños durante el transporte.
3. Estabilidad estructural:
El embalaje utilizado en el transporte marítimo debe ser lo suficientemente robusto como para soportar las condiciones rigurosas a las que estará expuesto. Es probable que tus mercancías se sometan a apilamiento, carga y descarga, y manipulación en zonas de carga de buques y almacenes portuarios. Por lo tanto, es vital que tu embalaje mantenga su integridad estructural incluso en situaciones de cargas pesadas o compresión. Considera el uso de materiales resistentes, como madera contrachapada de alta densidad, plástico reforzado con fibra de vidrio o contenedores de metal, para garantizar la seguridad de tus productos durante todo el viaje.
4. Embalaje anticorrosivo:
El transporte marítimo presenta desafíos particulares en términos de corrosión debido a la exposición prolongada a la humedad y al ambiente salino. Un embalaje anticorrosivo adecuado es esencial para proteger tus mercancías durante el transporte. Puedes aplicar técnicas de embalaje anticorrosivo, como el uso de bolsas y envolturas de VCI (inhibidor de corrosión volátil), que emiten compuestos químicos que protegen de manera activa contra la corrosión. Además, puedes considerar recubrimientos anticorrosivos, como pinturas especiales, aceites inhibidores de corrosión o revestimientos de protección para metales.
5. Etiquetado y señalización claros:
Un aspecto clave en el embalaje para el transporte marítimo es el etiquetado y la señalización adecuados. Esto incluye indicar claramente la fragilidad de los contenidos, las instrucciones de manipulación y cualquier requisito especial. La colocación de etiquetas visibles y duraderas en el embalaje ayudará a los encargados del transporte a manejar tus mercancías correctamente y minimizar el riesgo de daños. Asimismo, considera el uso de señalización adicional, como flechas de orientación, para garantizar una manipulación adecuada durante todo el proceso.